miércoles, 27 de julio de 2011

Ally, ¿por qué?

Ally, ¿por qué te empeñas en ser quien no eres? ¿Por qué no eres capaz de exponer tu propia visión del juego?
Ally, ¿por qué te has estrellado en los dos primeros partidos importantes de la temporada, algo que no era descartable vistos los resultados de pretemporada? ¿Por qué sales en casa con cinco defensas y tres mediocentros ante un rival claramente menor? ¿Por qué una defensa que era el baluarte del equipo la pasada temporada ha pasado a ser una verbena?
Ally, ¿por qué crees que Whittaker y Bougherra valen más de un millón y 2.6 millones de libras, respectivamente? ¿Por qué no eres capaz de pagar por un prometedor central de 23 años algo que pagas por uno de 30 que ha jugado 30 partidos en dos años? ¿Por qué pagas 1.5 millones por un muy buen lateral izquierdo, pero castigado por las lesiones y con un año de contrato y no eres capaz de pasar del millón por el mejor jugador joven de la pasada temporada y futuro "9" de Escocia para los próximos 8-10 años?

Estas reflexiones, meditadas y no escritas en caliente, reflejan mis sensaciones ante los primeros partidos oficiales de Ally McCoist al frente del banquillo del Rangers. Tal vez sea algo precipitado (solo se han disputado dos encuentros), pero el mal arranque de temporada hacen necesario pensar en posibles soluciones para uno de los grandes de la SPL. Tras un empate (y gracias) ante el Hearts en Ibrox y con un pie y medio fuera de la Champions tras caer por 0-1 ante el Malmö sueco, parece que el primer proyecto de McCoist y Whyte (el nuevo propietario) empieza a hacer dudar a una afición que ya silbó a su equipo durante el encuentro ante los suecos. Un planteamiento más extraño que defensivo (que también lo fue) y la falta capacidad de reacción (solo el cambio obligado de Juanma Ortiz por David Weir, por lesión de este último) reflejan que McCoist todavía no ha podido quitarse el yugo de su mentor, Walter Smith, y sacar a relucir su propia forma de entender el juego. Ello, sumado a una cuanto menos cuestionable política de fichajes obligan a Super Ally a ponerse las pilas lo antes posible. El margen es mínimo (en una semana tendrán que visitar Suecia para intentar conseguir la machada de la clasificación) y el trabajo es complicado, pero confío en que, sacando la garra que demostraba como jugador, McCoist consiga que este artículo sea una metedura de pata más y me obligue a escribir otro ensalzando su buen hacer como manager Blue. Lo debe hacer por su bien, por el de su equipo y por el de un fútbol escocés que debe, al menos, salvar la cara en las competiciones continentales.